domingo, 30 de enero de 2011

El pibe que arruinaba las fotos

Todo por su autor: Hernán Casciari



Esta mañana (sept. 2009) salió a la venta en España y Argentina una novela que no recuerdo haber escrito nunca. Claro que la escribí yo, palabra por palabra, pero el asunto es que no me di cuenta, hasta hace unos meses, de que aquel montón de historias podían ser una sola. Lo que sí hice, cuando lo supe, fue darles continuidad y ritmo. En eso estuve estos meses de ausencia en Orsai: editando y corrigiendo recuerdos propios. Lo que quedó es, hasta ahora, lo más lindo que escribí en la vida. Y fue sin querer.

Ayer hablé por teléfono con mi hermana, que ya tiene un ejemplar. Me dijo que había llorado y se había reído sin parar, y que era un libro hermoso. Suspiré aliviado, porque me lo decía alguien que protagoniza varios capítulos de la historia, con su nombre y su apellido, y yo nunca le avisé que eso iba a pasar; lo supo con el libro ya en la mano. (No sé por qué me arriesgo tanto a perder la amistad de mi familia.)

La historia de este libro es casual: yo tengo un contrato con Mondadori, por suerte muy flexible, y en abril me tocaba entregar un libro de cuentos. El libro ya estaba terminado y tenía nombre. Pero una tarde me puse a rastrear un correo viejo en el buscador de Gmail, y se me aparecieron varios chats con mi padre. Seguramente yo sabía que ahí estaban todas mis conversaciones con Roberto de los últimos cinco años, pero nunca se me había ocurrido revisarlas después de su muerte.

Esas lecturas me conmocionaron. En casi todas las charlas (generalmente muy nocturnas para mí, y para él antes de cenar) hablábamos de fútbol o de Orsai. Me llamó mucho la atención ese detalle: él me comentaba los cuentos de Orsai, sobre todo las historias en las que aparecía.

Esa noche, después de leer chats antiguos durante horas, y con el corazón un poco desbocado de nostalgia, puse el nombre de mi padre en el buscador de Orsai y aparecieron casi treinta cuentos donde lo nombro. Me los puse a leer, desde el más antiguo al más actual, y lo que leí tenía el tono y el ritmo de una novela involuntaria. Me quedé pasmado. La historia empezaba con él llevándome a rugby hace treinta años, para que yo no fuera puto, y acababa con su muerte sorpresiva y anacrónica.

¿Qué hacía yo, entonces, enviando a imprenta un libro de cuentos dispersos, si tenía frente a mis ojos un material que me hacía saltar las lágrimas cada cuatro líneas?

“El pibe que arruinaba las fotos” nació esa noche en mi cabeza. Descubrí que había escrito una novela de a ratos, sin intención, y que ahora que Roberto ya no estaba esa historia había acabado para siempre. Al día siguiente hablé con Schavelzon, que es mi agente literario, y le pedí que convenciera a la editorial para que me diera más tiempo, porque quería entregar una novela y no un libro de relatos. No le costó mucho que accedieran.

A mí, en cambio, sí me costó editar esas historias. Bastante más de lo que pensaba. No tanto por el trabajo de unir con nuevas letras los huecos entre una historia y la otra, sino porque todos los relatos en los que aparece Roberto estaban narrados en presente. Por ejemplo, en la frase “mi padre es amigo de toda la gente que transpira por placer”, yo tenía que cambiar una sola palabra, nada más que una: en lugar de es amigo, tenía que poner era. Era amigo. Nunca antes los tiempos verbales me habían causado tanto impacto.

Más allá de esos inconvenientes, más emotivos que gramaticales, las historias caían en el papel llenas de enlaces internos, con eslabones propios que las iban atando unas a otras de un modo que, por lo menos a mí, me empezaba a parecer milagroso. El libro crecía conmigo en los bordes, conmigo de espectador, como si un puzzle que tiraras en la mesa se fuera uniendo solo, sin la ayuda de las manos ni el esfuerzo.

Y ahora estoy contento, porque desde esta mañana el libro está en la calle y me gusta que haya surgido de ese modo.

La mayoría de las cosas que están escritas en él (como va siendo costumbre) ustedes las han conocido primero acá, en este blog, porque las escribí en directo y sin filtros literarios. Están las historias que más me gustan de Orsai, ésas en las que aparecen el Chiri, Chichita, Roberto, mi hermana, el Negro Sánchez, Cristina y la Nina. Es decir, están las peores verdades y las mejores mentiras que escribí durante los últimos tres años.

Releyendo lo escrito hasta aquí, me da un poco de resquemor que ustedes puedan sospechar que éste es un texto publicitario. Que digo todo esto para que compren el libro. Me voy a quitar ahora mismo la sensación con un regalo que (también es costumbre) les hago siempre el mismo día que un libro mío aparece en góndola:

Descargar “El pibe que arruinaba las fotos” (.pdf)
 
Fuente: http://orsai.bitacoras.com/2009/09/el_pibe_que_arruinaba_las_fotos_1.php

lunes, 24 de enero de 2011

Violencia mediática, violencia de género: ¿quién le pone un freno a Tinelli?

La nota es de fines del año pasado, de todas maneras no de deja de tener vigencia puesto que Tinelli siempre ofreció el mismo nefasto producto, con el lamentable aplauso de irresponsables que incluso le hacen reverencias... En el 2011 irá por más y el freno o el aplauso a la mediocridad que daña y destruye depende de nosotrxs, nuestros valores y compromisos. Lenny Cáceres.

“Show Match” , el programa televisivo que conduce Marcelo Tinelli en canal 13, está bajo la lupa de quienes pugnamos por una comunicación no sexista desde hace varios años. Sin duda, los contenidos reproducidos en el segmento predominante “Bailando por un sueño” son la versión exacerbada de la estereotipación del rol que nos asignan como mujeres en esta sociedad: de subordinación ante el varón y objeto sexual de deseo masculino. Y como objeto sexual, las mujeres son las que aportan el mayor valor a la mercancía que vende Tinelli.

Pero el mensaje perverso emitido en “Show Match” no se termina en los minutos de aire que tiene dentro del canal. Los contenidos, sea cual sea su tenor, alimentan a una cantidad significativa de programas de TV que se emiten durante la tarde en aire o cable, de emisiones radiales y de productos digitales. No sólo Tinelli lucra con su “Bailando por un sueño”, muchos otros alimentan sus bolsillos reproduciendo los fragmentos que califican como “mas picantes”. Y un dato esencial que se agrega al desalentador panorama es que es la emisión de mayor raiting de nuestro país.

En los últimos días volvieron a circular por Internet algunas iniciativas ciudadanas, entre ellas un mail que cuestiona el concurso que proponía que “jóvenes bonitas de hasta 40 años” se candidatearan para ser la pareja de Ricardo Fort a cambio de promesas de dinero, auto, tarjeta de crédito. En ese mail se afirma que Tinelli puede ser denunciado por “lenocinio”. (delito doloso -conocimiento que se está prostituyendo a una persona y voluntad de hacerlo- cuyo elemento subjetivo es el ánimo de lucro o de satisfacer deseos ajenos).

La polémica siguió alimentándose y agravandose. El lunes 25 de octubre una coreografía bailada por Silvina Escudero de alto contenido erótico renovó las críticas. No vale mencionar de que se trataba la escena que ha sido reproducida a mansalva por diestra y siniestra, pero fue una suerte de gota que rebalsó el vaso. La violencia mediática ejercida en “Show Match” parece no tener freno.

“El cuadro de baile protagonizado por Silvina Escudero y su partenaire, al parecer sobrepasó los límites razonables de lo que debe ser un espectáculo público y de semejante masividad”, señaló la Autoridad Federal de Servicios Audiovisuales (AFSCA) en un comunicado en el que indica que se encuentra evaluando posible sanciones. Pero al mismo tiempo le da una suerte de salvaguarda al asegurar que “funciona como atenuante” que la escena se haya dado en el marco del “horario de protección al menor”. Si aclara que para quienes lo hayan reproducido fuera de este horario cabría una sanción “estipulada dentro de lo que el artículo 107º inciso d) de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual considera directamente como falta grave: “Las representaciones explícitas de actos sexuales que no sean con fines educativos. La desnudez y el lenguaje adulto fuera de contexto”.

Frente a esto me pregunto ¿quién le pone un freno a Tinelli? ¿la sanción cabe solo para quienes reprodujeron la coreografía fuera del horario de protección? ¿con qué otras herramientas contamos? ¿existe multa económica que pueda equipararse con el lucro que hace Ideas del Sur con este programa?.

Vale mencionar también que la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual establece en el apartado ‘m’ del artículo Tercero como objetivo de los mensajes “promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento plural, igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual”. El comunicado de AFSCA obvía mencionar este apartado.

No está de mas recordar que durante el gobierno de Néstor Kirchner nuestro país adhirió al Protocolo Facultativo de la Convención para Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por su sigla en inglés). Dicho protocolo insta en el apartado ‘a’ del artículo 5 a “modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres”.

Un herramienta contundente para erradicar los mensajes sexistas emitidos en el programa de Tinelli es la “Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres”, disposición sancionada en 2006 y reglamentada recientemente. Esta ley define la “violencia mediática” como una modalidad en la que se manifiestan las diferentes formas de violencia contra la mujer y dice al respecto que es “aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres”.

No fue mi intención con esta reflexión abarrotarlas/los de elementos jurídicos, sino visualizar que sobran herramientas para sancionar y erradicar estas conductas. Quizá lo que falte sea decisión política para que tantas leyes no caigan en letra muerta.

Belén Spinetta
Colega, compañera integrante de la Red PAR
http://www.redpar.com.ar

sábado, 15 de enero de 2011

Jugando a Verse/arte... El libro de SIL

¡Imperdible!!!

Jugando a verse/arte
Grimaldi Bonin Silvina
Poesía
Colofón:28/12/2010  
Editorial: DUNKEN
ISBN:978-9870249337

216 páginas
Castellano

 
Sinopsis:
Las estadísticas aseguran que la Poesía murió sobre los anaqueles (devenidos en criptas adornadas con líricos epitafios) Esta autora refuta esa teoría, aseverando que la maravillosa raza de los amantes de la Poesía vivirá eternamente. La suerte que corra este libro determinará quién tenía razón.
 
La Autora
Silvina Grimaldi Bonin nació el 8 de marzo de 1971 en la Provincia de Santa Fe, República Argentina; ha rendido culto silencioso a la poesía desde los ocho años de edad y a través de este primer libro, comienza a transitar la maravillosa aventura de hacer públicos sus trabajos literarios a fin de que esos textos atesorados durante tanto tiempo vean la luz, lleguen al ocasional lector de un modo físico y, si las estrellas obran a favor de tal objetivo, se impriman en la memoria del mismo, acuñándose a través de ese contacto mágico, el milagro de la trascendencia.


Fuente: http://www.dunken.com.ar/web2/libreria_detalle.php?id=10507%20#0