domingo, 9 de octubre de 2011

"Siempre nos quedará París"


No es un libro más sobre cine. Ni siquiera es un libro más sobre cine de José Pablo Feinmann, quien ya escribió Pasiones del celuloide y El cine por asalto. Es que en esta ocasión el autor no se limita a hablarnos de las películas que ama y las que detesta, de los grandes directores y actores, de los mejores guiones y las más bellas musicalizaciones, de los momentos insuperables de la historia del cine. No, en este libro nos habla, apenas, de la condición humana, sólo que lo hace a través del cine. Y entonces nos asomamos a la inmortalidad de la mano de la mano de Drácula, a la moral con A la hora señalada, a Dios y la religión con Crímenes y pecados, a los tabúes con Cuéntame tu vida, al sentido de la justicia con Batman, al sexo con El cartero llama dos veces, al miedo al diferente con La guerras de los mundos, a la guerra con Apocalypse Now, al nazismo con La caída de los dioses, al rol de los medios con The Truman Show, al capitalismo con Lo que el viento se llevó y a la fase salvaje del capitalismo con Wall Street, a la cuestión del poder no ya con Hamlet sino con El Rey León. Parafraseando a Hitchcock podemos asegurar que este libro es, como el cine, la vida sin las partes aburridas, con la profundidad habitual de Feinmann y un mensaje esperanzador. Porque, ya se sabe, "siempre nos quedará París", como Bogart le dice a Bergman en el final de Casablanca.

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